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Sombras monumentales

Una exposición comisariada por Rolando Carmona, con la participación de Juan Carlos Rodríguez (Venezuela), Federico Ovalle (Venzuela), Carlos Blanco (Colombia), José Ricardo Contreras (Colombia), Paolo Cirio (Italia), Voluspa Jarpa (Chile), Néstor García (Venezuela), Juan Downey (Chile), Nadia Granados (Colombia), Sheroanawe Hakihiiwe (Venezuela) y Oscar Santillan (Ecuador)

 “ jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia.” 

Imagina un recorrido por la selva húmeda y calurosa, no como una ficción bucólica, más bien como un tiempo suspendido y  contradictorio entre angustia y entusiasmo, donde todos se despellejan por tener el control, incluso sobre los recuerdos más sutiles o dolorosos. Este proyecto propone ese viaje, casi como una novela,  es una muestra que habla sobre juegos de poder en territorios idealizados o silenciados por el suprematismo blanco.

La muestra nació en Bogotá, para soportar un grupo de artistas venezolanos desplazados en Colombia, poco a poco, como un gesto de solidaridad,  otras voces  se unieron configurando un relato más global, que más allá de la frontera Colombo-Venezolana, se repite en diferentes zonas de conflicto a lo largo del sur global. Asi, las obras propuestas sacan de las sombras lo que los hombres son capaces de hacerle a otros hombres, solo por que estos nacieron;  negros, indios, migrantes, o simplemete nacieron marginales.

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Entre de-colonialidad y  exotismo:

El “furor” del mundo del arte por las estéticas queer e indígenas pareciera ser en la mayoría de los casos un descarado mercadeo para atraer nuevos públicos o saldar las deudas coloniales. De cara a este “presente inclusivo” que estamos viviendo, es pertinente establecer una postura crítica desde dentro, con una mirada  consciente de que esos paisajes de leyendas chamánicas que tapizan los centros de arte también están pintados con sangre.

Lamentablemente, al parecer, la contemporaneidad es redefinida hoy solo desde la revisión formal de las márgenes y su potencialidad de saldar deudas, olvidando  verdades dolorosas que se esconden tras la cosificación de la estética y los cuerpos marginales. En muchos casos, esto convierte a la intención decolonial en experiencias de instrumentalización, o sublimación del cuerpo del otro desde miradas románticas y burguesas.

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LAS OBRAS

¿Qué tienen en común la tradición llanera de “guajibiar” (cazar indígenas); los asesinatos de líderes ecologistas en la Guajira; la aniquilación implementada por un aristócrata en el Congo belga y una bienal o exposición que romantiza el paisaje de un territorio en conflicto?  La respuesta quizás sea el supremacismo blanco! ”, esa corriente nacionalista asociada a conceptos como alta cultura, eurocentrismo, civilización o imperialismo benéfico, donde la cultura dominante silencia al otro por el solo hecho de existir, y donde incluso los dominados reproducen modelos de exterminio para emular la blanquitud (una dinámica que explica bien Franz Fanon en su libro “piel negra máscaras blancas de 1952). 

Juan Carlos Rodríguez (Venezuela,1967) Guajibiando, 2008-2009
Vidéo performance
3:34

Proyecto sonoro El racional. Realizado en el Alto Apure, Venezuela, y en Arauca, Colombia.

Este es un proyecto, pensado como una novela antimilitarista, antifascista y antiimperialista, cada obra es un capitulo o personnaje. Aquí territorios como el Amazonas o el Congo, tan distantes y coincidentes en su tragedia, están unidos por las sombras del extractivismo y el miedo al poder de las fieras militares, tanto del pasado como del presente. Esa fuerza militar, está presente en la obra de Carlos Blanco como una bola inmensa y aplanadora que derrumba todo con el más ligero movimiento de un dedo , y se contrapone a una gran superficie informe construida por Federico Ovalles donde el artista sublima la arquitectura rural y campesina corrompiendo cualquier intención de modernidad.

Carlos Blanco 
Enfrentamiento , 2007. 
Pvc calibre 32 impreso con las zonas de violencia en Colombia; 2m de diámetro. 

Entre chinchorros viajeros y guiños a los primeros exploradores europeos ( Obras de Nestor Garcia) La ficción curatorial nos permite abrir un juego macabro y resucitar humanidades siniestras que operaron en estéreo entre el Congo y los llanos venezolanos, bien desde la performatividad o con la ayuda de Inteligencia Artificial. 

Por ejemplo resucitamos al Colonizador belga Jean-Schramme. (1929-1988), figura icónica de las guerras neocoloniales del Congo a finales de los 60s. Utilizando fotos y videos de archivo sobre este mercenario, el italiano Paolo Cirio con asistencia de IA ( deep-fake y Chat GPT) ,creó una “nueva vida” que aparece frente a nosotros como un espectro real sobre lo más oscuro de la psicología humana . También,  al centro de esta muestra aparece otro sicario, esta vez un hombre de llano que abandera el mal sin saberlo y casi en tono naif declara “ yo no sabía que matar indios era malo”. En ese video podemos ver el estremecedor performance de Juan Carlos Rodriguez “Guajibiadas” con el fondo de un joropo llanero encarnando las más oscuras tradiciones del alto Apure, a partir de los testimonios dados en el juzgado de Villavicencio (Colombia), por campesinos,, que 1967,, asesinaron a dieciséis indígenas Cuivas en el hato La Rubiera, fronterizo entre Venezuela y Colombia.

Paolo Cirio (Italia) 
Resurrect, 2024. 
Vidéo,8’,33” 
Realizado con asistencia de IA (deep-fake y Chat GPT) para resucitar al Colonizador belga Jean-Schramme (1929-1988) 
Cortesía Nommé Galeria, Berlin. 

Como si se tratase de un relato histórico, estos asesinos conviven con a una épica experiencia de tensión entre mundo occidental y los Yanomami, propuesta una década más tarde en el épico vídeo The Laughing Alligator ,1979 hecho por  el Chilenno Juan Downey, en un viaje al amazonas vennezolano para investigar sobre los supuestos ritos de canibalismo. En medio de la selva, con una cámara en mano , en un momento del recorrido el artista voltea el lente frente a los guías Yanomami y ellos por instinto sacan sus arcos y flechas en un gesto intuitivo de defensa, apuntando sus armas hacia él, reconociendo, ¿en serio o juguetonamente,su cámara como arma. Al final del video se genera un proceso de antropología inversa, donde los “Salvajes” Yanomamis toman la cámara y comienzan a filmar este extraño hombre blanco que también pretendía “canivalizarlos” desde el lente de su cámara.  

Esta novela ficcionada no pretende buscar culpables , solo evidenciar dinámicas de poder que se mueven en distintas direcciones a lo largo de la historia . Por ejemplo el suprematismo blannco, no siempre toma la forma de exterminio, también puede ser una forma turbia de amor y curiosidad que se aproxima al otro entre deseo y exotismo, como pasó con los zoológicos humanos en Europa.  La Obra de Voluspa Jarpa habla de ello, y muestra mapas impresos sobre tela que se construyen a partir del entrelazamiento de la migración de más de 70 millones de personas de Europa a América en el periodo 1850-1910 y su influencia en los valores culturales y coloniales de América. Esta migración europea ocurre simultáneamente con la exposición de personas de etnias no europeas en el contexto de espectáculos coloniales y zoológicos humanos.

Voluspa Jarpa 
Cartografía de incógnito: Exhibidos,2023 
Instalación multimedia: videoproyección, impresión e intervenciones 
sobre textil. 150 x 310 cm 
Cortesía Nommé Galeria 

Esta pseudo novela en forma de exposición no pretende ser historicista o evocar sólo un pasado oscuro. Este es un relato no lineal,  cada uno de estos personajes o situaciones de una forma u otra existen en el presente y pueden existir en el futuro. El recorrido cierra con un delicado tejido en forma cilíndrica, creado por el ecuatoriano Oscar Sanntillan,del estudio antimundo. Esta obra llamada “ MIL AÑOS DE HISTORIA NO LINEAL”, es un tejido hecho con hilo de cada siglo de los últimos milenios comprado en la dark web, integrado incluso una pieza es de la cultura Chimú (hoy Perú), de unos 1000 años de antigüedad. Esta obra encarna la unión de culturas materiales no relacionadas, coincidencias a las sombras de la modernidad, en una versión desconocida del mundo en el que el colonialismo ha ido reemplazado por narrativas  lineales. 

Oscar Santillan
MIL AÑOS DE HISTORIA NO LINEAL
Tejidos hechos con hilo de cada siglo de los últimos milenios. 2019
3 x2,20 m
Colección Servais, Bruselas.

Estéticas del otro. 

El romanticismo etnográfico del mundo del arte pretende hacer alardes de empatía hacia las comunidades indígenas mientras las concesiones en el Arco minero en Venezuela devoran a diario miles de kilómetros de ecosistemas virginales , en este momento cientos de campesinos están dejando la tierra para escapar al conflicto armado en los alrededores de Cúcuta, y las plazas públicas de ciudades como Bogotá, Lima o Caracas están tomadas por comunidades indígenas que reinventan en plástico sus palafitos, pidiendo a gritos su inclusión en la modernidad. 

Ser indígena en el presente implica vivir como desplazado en tu propia tierra, o despertarte una mañana, en tu casa donde nunca has tenido luz eléctrica,  y mirar al cielo con terror viendo cómo apareció una inmensa torre de alta tensión incrustada al centro de un lago sagrado.

La verdadera pregunta es cómo ganar una voz crítica desde las sombras de la modernidad, enfrentar esta desubjetivización milenaria y pensar ¿Qué significa ser indígena en un mundo devastado por el Antropoceno, donde tragedias ecológicas ligadas a la minería ilegal están desposeyendo  a las comunidades? . 

No podemos creer en cuentos de hadas blancas, la experiencia indígena, todavía hoy, es una constante estrategia de escape y una lucha por preservar la vida y la espiritualidad. Mientras tanto los invitamos a leer esta historia oscura sobre juegos de poder, hablar de un paisaje que sufre, y exploradores caníbales, a quienes también “¡Los devoró la selva!». 

Rolando J. Carmona, Paris 2025